El hiperparatiroidismo primario (HPT 1°) es una enfermedad en la cual hay elevación del calcio en la sangre y de la hormona principal que controla a éste, la hormona paratiroidea o PTH. La PTH es producida por las glándulas paratiroides, que en número de 4 y del tamaño cada una de una lenteja, se ubican detrás de la glándula tiroides, en la parte anterior y central del cuello. El HPT 1° es causado habitualmente por un tumor benigno en una de las paratiroides y es más común de ver en la mujer después de la menopausia, pero puede verse a cualquier edad y también en hombres.
El HPT 1° puede manifestarse como una enfermedad silenciosa detectada frecuentemente cuando una persona se realiza un chequeo médico que incluye determinación de calcio en la sangre, pero en otras ocasiones se diagnostica en el estudio de pacientes que forman cálculos renales a repetición, tienen osteoporosis, dolores óseos o presentan síntomas de hipercalcemia (elevación del calcio en la sangre), que son muy variados e incluyen fatigabilidad, deterioro de conciencia, exceso de sed y de eliminación de orina, etc.
Todo paciente con sospecha de HPT 1° debe ser sometido a una evaluación médica especializada incluyendo exámenes de sangre, orina de 24 horas y de radiología para confirmar el diagnóstico y precisar si el HPT 1° obedece a un trastorno genético, más común de ver en menores de 35 años, que puede afectar otras glándulas y estar presente en otros miembros de la familia o bien es un trastorno adquirido aislado solo a paratiroides. Dependiendo de lo anterior, del nivel de hipercalcemia y de si el HPT 1° ha producido o no alguna complicación ósea o renal, el tratamiento podrá variar desde solo observación y control, hasta remoción quirúrgica de una o más paratiroides afectadas, con lo cual debería obtenerse curación de la enfermedad. En pacientes que no sea recomendable o posible la cirugía existen alternativas de tratamiento médico.
El hipoparatiroidismo es causado por la alteración de la función de las glándulas paratiroides, que no son capaces de producir suficiente hormona paratiroidea (PTH). Esto lleva a hipocalcemia (niveles bajos de calcio en la sangre). La causa más común de hipoparatiroidismo es la extirpación accidental en una cirugía de la tiroides. Los síntomas de hipoparatiroidismo incluyen calambres y sensación de adormecimiento. El pilar del tratamiento es la toma de comprimidos de calcio y de vitamina D activada (calcitriol) de por vida.
Las glándulas paratiroides son cuatro glándulas pequeñas ubicadas al lado de la tiroides. Tienen la función de regular los niveles de calcio y fósforo en la sangre. Si las glándulas paratiroideas no producen suficientes hormona paratiroidea (PTH), resultará en niveles bajos de calcio en la sangre.
Los niveles bajos de calcio llevan a un aumento en la excitabilidad de los nervios, con contractura musculares o tetania y, en casos severos, en trastornos en el ritmo cardíaco.
Las causas de hipoparatiroidismo incluyen la extirpación accidental de las paratiroides en una cirugía de la tiroides. Otras causas menos frecuentes incluyen la ausencia de glándulas paratiroides desde el nacimiento o la pérdida súbita de la función debido a enfermedades autoinmunes.
Los síntomas más comunes del hipoparatiroidismo incluyen:
Los síntomas del hipoparatiroidismo pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos. Además del examen y la historia médica completa, los procedimientos para diagnosticar el hipoparatiroidismo pueden incluir exámenes de sangre para medir los niveles de hormona paratiroidea y de calcio en sangre en forma simultánea.
El tratamiento incluye la toma de calcio y vitamina D activada (o calcitriol) de por vida. Se debe procurar lograr niveles de calcio en la sangre en el límite bajo de la normalidad y monitorear la aparición de complicaciones como cálculos renales.
La osteoporosis es una enfermedad en la cual los huesos son más frágiles y se fracturan o quiebran más frecuentemente. Quienes sufren de osteoporosis, pueden presentar fracturas en la columna, muñecas, caderas, brazos o piernas, posterior a una caída o incluso en ausencia de un golpe importante. Estas fracturas pueden producir dolor, discapacidad o incluso mortalidad por complicaciones asociadas. La osteoporosis ocurre más comúnmente en mujeres después de la menopausia y en hombres adultos mayores, pero puede verse a cualquier edad. Hoy es posible prevenir su aparición, hacer su diagnóstico antes que ocurran fracturas y dar tratamiento para evitar nuevas fracturas.
Una buena salud ósea depende de nuestra herencia genética, adecuada nutrición, hábitos saludables como evitar el tabaquismo, sedentarismo o ingesta excesiva de alcohol y de la ocurrencia de enfermedades o exposición a medicamentos que afectan al hueso. Posterior al nacimiento, nuestros huesos van definiendo su forma y aumentando su masa durante toda la etapa del crecimiento y pubertad, alcanzando al final de ésta una leve mayor cantidad en hombres que en mujeres. Luego, cuando ocurre la menopausia en éstas o bien el envejecimiento en ambos sexos, comienza una etapa de pérdida de la masa ósea y deterioro de la calidad ósea, que determina en algunas personas la ocurrencia de osteoporosis.
El diagnóstico de osteoporosis se establece cuando alguien ha presentado una fractura ósea de fragilidad o bien en el caso de mujeres después de la menopausia u hombres mayores de 50 años, cuando presentan una densitometría ósea alterada. Éste es un examen que permite fácilmente medir la cantidad de hueso y estimar el riesgo de fractura. En todo paciente con osteoporosis es necesario una evaluación médica y de laboratorio para determinar la causa de ésta y el mejor tratamiento posible. Los tratamientos disponibles permiten reducir significativamente la ocurrencia o recurrencia de fracturas óseas de fragilidad.
La hipofosfemia es la disminución de los niveles sanguíneos de fósforo. La disminución del fósforo determina que los huesos no se mineralicen adecuadamente y que los músculos no se contraigan en forma normal. Las causas de hipofosfemia incluyen incapacidad del intestino de absorber fósforo y perdidas excesivas urinarias de fósforo. Los síntomas de hipofosfemia son debilidad muscular, dolores óseos, arqueamiento de los huesos y mayor riesgo de fracturas. El tratamiento se basa en corregir las causas subyacentes y, en aquellos casos que no sea posible, aportar fósforo y vitamina D activada.
La disminución del fosforo circulante determina que los huesos no se mineralicen adecuadamente. Si esto se produce en la infancia llevara a un raquitismo, con alteración del crecimiento (talla baja) y deformidad de los huesos como arqueamientos de huesos largos y desviaciones de éstos como genu varo/valgo. En la adultez se manifestará como osteomalacia, con dolores óseos y mayor riesgo de fracturas. La falta de fósforo también lleva a que los músculos no se contraigan en forma normal. En resumen, los síntomas de hipofosfemia son debilidad muscular, dolores óseos, arqueamiento de los huesos largos y mayor riesgo de fracturas.
Las causas de hipofosfemia incluyen condiciones de disminución aguda del fósforo en pacientes con otras enfermedades como la diabetes. Estas, en general, se corrigen rápidamente y no presentan complicaciones de largo plazo.
Las causas de hipofosfemia crónicas son:
El tratamiento se basa en corregir las causas subyacentes y, en aquellos casos que no sea posible, aportar fósforo y vitamina D activada. Se debe monitorizar continuamente el tratamiento de manera de evitar la aparición de cálculos renales y de elevación de la hormona paratiroidea.