El hipogonadismo masculino corresponde al conjunto de síntomas y signos asociados a los hallazgos de laboratorio secundarios a una menor liberación de testosterona desde el testículo. El 85% de las veces el problema se debe a una pobre estimulación del testículo desde la hipófisis, mientras en que en el 15% restante la falla es directamente testicular. La forma de presentación más clásica es con disfunción sexual (bajo deseo sexual y/o disfunción eréctil) asociado a bajos niveles de testosterona en sangre. El manejo de este cuadro debe ser hecho por médicos especialistas y consta de tres etapas: confirmación diagnóstica, diagnóstico de la causa subyacente y tratamiento de la baja de testosterona, así como de la fertilidad del paciente.

Además del bajo deseo sexual (libido) y disfunción eréctil, también debe sospecharse hipogonadismo frente a la presencia de: crecimiento mamario (ginecomastia), infertilidad, pobre desarrollo testicular, osteoporosis y fatigabilidad muscular.

Las causas más frecuentes de hipogonadismo son: sobrepeso, estrés o depresión, uso de anabólicos, hiperprolactinemia, tumores hipofisarios y síndromes genéticos como el síndrome de Klinefelter y el síndrome de Kallmann.

El tratamiento de la baja de testosterona dependerá del origen de la falla (hipofisaria o testicular) y del deseo de fertilidad del paciente. Los tratamientos más comunes son: a) el uso de citrato de clomifeno o anastrozol que aumentan la producción de testosterona propia en los casos de hipogonadismo funcional en pacientes que desean preservar fertilidad; b) el uso de preparaciones farmacológicas de testosterona en los casos de hipogonadismo por falla testicular o cuando no hay deseo de fertilidad.