Los nódulos tiroideos son áreas de tejido tiroideo que crecen de manera distinta al resto de la glándula. Son un problema clínico frecuente, más comunes en mujeres y aumentan con la edad, afectando hasta el 50-70% de los adultos mayores de 50 años. La mayoría de los nódulos tiroideos son asintomáticos y benignos, pero entre un 5-10% corresponden a un cancer de tiroides, mientras que un 5% puede producir síntomas molestos o aumento de la producción de hormonas tiroideas. Por este motivo, todo paciente con uno o más nódulos tiroideos requiere evaluación médica.

La mayoría de los nódulos tiroideos suelen ser asintomáticos y diagnosticarse de manera incidental en pacientes que consultan por otro motivo.

La evaluación de los pacientes con nódulos tiroideos tiene 2 objetivos. Por una parte, estudiar la función tiroidea en sangre para descartar un exceso hormonal (hipertiroidismo). Por otro lado, debe evaluarse la probabilidad individual de cáncer de tiroides, considerando variables clínicas y radiológicas. Entre las variables clínicas destacan el antecedente de exposición a radiación, cáncer de tiroides en 2 o más familiares de primer grado y síntomas locales atribuibles al nódulo (cambios en la voz o ronquera y dificultad para tragar, entre otros). Respecto a las variables radiológicas, el examen más importante es la ecografía, pues permite el reconocimiento de patrones de mayor o menor riesgo de malignidad. Considerando las variables señaladas, se define la necesidad de estudiar el nódulo con una punción aspirativa con aguja fina. Los nódulos no sospechosos a la ecografía y aquellos con punción benigna generalmente solo requieren seguimiento ecográfico. Cuando el estudio del nódulo tiroideo encuentra un cáncer, se recomienda el manejo por un equipo especializado para definir el manejo óptimo, ajustado a la necesidad de cada paciente.